Reflexiones 3a. Semana de Adviento

Semana 1
Semana 2
Semana 3
Semana 4


Les presentamos hermosas reflexiones escritas por P. Grostefan en el libro Caminos de Adviento, de Ediciones Du Signe.

Las reflexiones de cada semana tienen un especial énfasis: la primera semana corresponde a la Espera, la segunda a la Confianza, la tercera a la Prisa y la cuarta a la llegada de Cristo.


Tercera Semana de Adviento



¿De prisa?
Nunca se ha visto
a un jardinero jalar una planta
para que crezca más deprisa,
ni recoger lo que se sembró
el día anterior.

¿Por qué esta impaciencia
en la espera del Salvador?
Él viene, lo ha prometido.
Y si todavía tarda,
¿Por qué inquietarse?
Él sabe lo que es bueno para nosotros.
Aquí está nuestra humilde confianza.

¡Ten valor! Aquí está tu Dios: Él mismo es el que viene.
Isaías 35, 4



La Nueva Alianza
Se cumplieron los tiempos.
La Virgen concebirá
al hijo de la Promesa.

En Nazaret, en Galilea,
en el encuentro
de las naciones,
Dios visita a su pueblo.

“Alégrate, llena de gracia,
el Señor está contigo”.

Llena de Espíritu
María supo decir “sí”
a lo imprevisto de Dios.

Ella creyó en lo imposible,
creyó en lo inesperado,
es el comienzo
de la alianza nueva.

Pueblo de Dios, alégrate,
hermano mío, amigo mío,
salta de alegría.
Llega el Salvador al mundo.

Este es el pueblo de los que le buscan
Salmo 23, 6





El Magníficat
Engrandece mi alma al Señor
mi corazón rebosa de alegría.

Me has mirado
y yo me siento crecer.

Derribas a los poderosos
y haces callar a los maliciosos.

Confías su secreto
a los pobres y a los humildes.

Lo que escondes a los sabios,
lo revelas a los sencillos.

Finalmente se cumple la promesa
hecha en otro tiempo a nuestros padres.

Abraham se alegra con los suyos
viendo que ha llegado el día.

Levanta al pobre para que se siente y reciba el trono de gloria.
1 Samuel 2,8





Oración
Ven Señor y sálvanos.
Los hambrientos están aquí,
vienen de todos los rincones del mundo.
Recíbelos, sacia su hambre,
Señor, sé para ellos un buen prójimo.

Ven Señor y sálvanos.
Da luz a los ciegos,
levanta a los agobiados.
Eres el amigo de los justos
y de los pecadores.

Ven Señor y sálvanos.
Recibe como huéspedes
a los extranjeros, acompaña
a los que viven solos.
Tú eres el hermano
de los huérfanos y el Salvador de los hombres.
Ven Señor y sálvanos.

¡Qué estén alegres!
¡Que goce y florezca…que exulte y grite de alegría!

Isaías 35, 10