Señor Jesús, al leer y escuchar los mensajes bíblicos de amor, esperanza y paz en estos días de Adviento y Navidad, esas palabras chocan fuertemente con lo que leemos y escuchamos por todas partes sobre divisiones, odios, persecuciones que se dan en estos momentos entre los hombres.
Parece como que los proyectos de armonía y de globalización en campos de justicia, solidaridad, verdad, progreso, religión, quedaran flotando en el aire porque no encuentran tierra donde posarse.
Para poner un granito de arena en el edificio de la paz universal, quiero desgranar ante ti estos pensamientos, pues creo que eres Tú mismo quien los sugiere:
Hombre de bien, hombre nuevo:
Si quieres ser pacífico, clama con fuerza por la paz, por aquella paz que anunció para su Reino Jesús de Nazaret.
Si quieres ser pacífico en el mundo, reconcíliate, pacifícate contigo; pues, si no tienes paz interior, no trasmitirás paz a los demás sino angustia...
Si quieres ser pacífico, fíjate a ti mismo unos límites de tolerancia, y esa medida saludable, consciente, prudente, aplícala a los demás, respétala.
Si quieres ser pacífico, no te apuntes a violencia alguna; cultiva la no-violencia, y procura hacer amigos incluso a quienes hoy son violentos, para que mañana no lo sean.
Si quieres ser pacífico, crea en tu alrededor un entorno de paz; lo alcanzarás por vías de comprensión, tolerancia, perdón, diálogo, verdad.
Si quieres ser pacífico, sé amigo de la justicia y la verdad, pues la injusticia es semillero de odios, violencias, mentiras e hipocresías. Justicia y verdad se han de dar la mano en tu mente, corazón y acciones.
Si quieres ser pacífico, muéstrate positivo en tus actitudes y criterios de vida. Así germinarán en ti sentimientos de solidaridad, fraternidad, amistad.
Si quieres ser pacífico, trata de vivir en paz y da la mano a la verdad y a la belleza, a la justicia y al orden, a la naturaleza y al hombre, al cuerpo y al espíritu, a las criaturas todas y al Creador...
Meditaciones por Cándido Ániz a partir de textos de Antonio Moreno