4to. Domingo de Adviento-Celebración familiar

La corona del Adviento
VIGILANTES ENCENDEMOS
LA CORONA DEL ADVIENTO
EN LOS CIRIOS OFRECEMOS
CUATRO ETAPAS DE UN ENCUENTRO


Cuatro cirios encendidos
ya en la cumbre del Adviento
Todo es gracia, luz y fuego
en la hora del encuentro.


Alegraos, hombres nuevos;
sed testigos de Evangelio.

Id al mundo, mensajeros,
luz en medio de los pueblos.


Cuatro cirios cual luceros
que jalonan el Adviento.
Expectantes, son anhelos

con sus llamas contra el viento.


Para la celebración
Monición de entrada:

Con este cuarto domingo concluye hoy este tiempo de Adviento que hemos celebrado juntos. Hemos vivido tres semanas entre la noche de nuestro mundo y sus problemas y los sueños que, de la mano de algunos testigos, nos invitaban a la esperanza. Hoy, la liturgia del día nos presenta de nuevo a María, en quien se cumplen las esperanzas de salvación. Dios sale a nuestro encuentro, como un sol de amanecer, y María sale de su casa porque también ella sueña y nos invita a soñar. Todo nos anuncia la llegada de Jesús y nuestra vida se ilumina. Lleguemos hoy a la Eucaristía con unos nuevos ojos que nos ayuden a ver las señales de la presencia del Señor en medio de nosotros.

Presentamos la imagen de este domingo, que añadimos a la bola del mundo: un sol de amanecida.

Mientras se coloca esta imagen, pueden leerse alternativamente algunas frases del papa Francisco en la “Evangelii Gaudium” (276 y 278), con una suave música de fondo:

LECTOR/A 1:
Muchas veces parece que Dios no existiera: vemos injusticias, maldades, indiferencias y crueldades que no ceden. Pero también es cierto que en medio de la oscuridad siempre comienza a brotar algo nuevo, que tarde o temprano produce un fruto. En un campo arrasado vuelve a aparecer la vida, tozuda e invencible.

LECTOR/A 2:
Cada día en el mundo renace la belleza, que resucita transformada a través de las tormentas de la historia. Los valores tienden siempre a reaparecer de nuevas maneras, y de hecho el ser humano ha renacido muchas veces de lo que parecía irreversible.

LECTOR/A 1:
La resurrección de Cristo provoca por todas partes gérmenes de ese mundo nuevo; y aunque se los corte, vuelven a surgir, porque la resurrección del Señor ya ha penetrado la trama oculta de esta historia, porque Jesús no ha resucitado en vano. ¡No nos quedemos al margen de esa marcha de la esperanza viva!

A continuación puede tenerse el ACTO PENITENCIAL:
• Nuestros ojos están cegados y no vemos más que las cosas negativas de la vida. SEÑOR, TEN PIEDAD.
• Estamos cansados de esperar y nos rendimos ante las di cultades. CRISTO, TEN PIEDAD.
• Nos quejamos de todo lo malo que nos rodea, pero somos incapaces de encender una pequeña luz. SEÑOR, TEN PIEDAD.

En la acción de gracias de la comunión o en otro momento:

LECTOR/A 1:
Te damos gracias, Señor, por todo este tiempo del Adviento en el que nos has llamado a la conversión, a la esperanza y a la alegría. A lo largo de estos domingos hemos escuchado las voces de algunos testigos tuyos que se han atrevido a soñar y, al hacerlo, han puesto sus granitos de arena en la playa de tu Reino, del mundo que sueñas y nos prometes.

LECTOR/A 2:
María de Nazaret nos ha acompañado también en estos meses: María del Adviento. Como la prima Isabel, también nosotros queremos felicitar a María por traernos la Buena Noticia de Jesús, a punto de nacer. Y, unidos a su canto del Magní cat, nos atrevemos a soñar como ella misma lo hizo:

Si hay posibilidad de proyectar en pantalla, podemos ofrecer la imagen de María:

LECTOR/A 1:
Mi corazón se ensancha
y quiero cantar a Dios con todas mis fuerzas.
¡He vivido humillada tanto tiempo…!


Pero Dios se ha jado en mí.
Por eso estoy alegre. ¡Dios es grande!
Y por eso tengo un sueño:


LECTOR/A 2:
Que el día de mañana
todas las mujeres podrán cantar conmigo
con mi misma alegría,

y me felicitarán todas las generaciones
por las cosas que Él ha hecho en mí

y en todas las mujeres de la tierrra,
hermanas de la vida.


LECTOR/A 1:
Yo sueño en ese día
en el que todo el mundo pueda decir
que Dios es bueno y misericordioso.
Porque la justicia triunfará sobre todas las desigualdades.
Los ricos cambiarán su corazón

y se harán solidarios con los que nada tienen
porque descubrirán que nadie es más que nadie,
y la riqueza de unos pocos se pudre y se la come la polilla.


LECTOR/A 2:
Los pobres saldrán de su miseria
y podrán abrazarse con todo el mundo
sin rencor ni deseos de venganza.

Habrá comida para todos
y un reparto justo de las tierras:
nadie se las apropiará.
Compartiremos la pobreza
y a nadie le faltará lo necesario para vivir.


LECTOR/A 1:
Yo sueño en ese Dios que hizo una promesa
desde que el mundo es mundo
y la puso en el corazón de las personas.
Por eso hay esperanza,porque Dios es el amigo de la vida.


AMBOS LECTORES
Yo canto al Señor porque es grande,
porque es eterna su misericordia.

LECTOR/A 2:
María está embarazada, es esperanza viva. Es Adviento hecho carne propia. En ella residen los sentimientos mismos del Dios de la misericordia, del Dios del Éxodo, del Dios que acoge al pequeño “resto” de Israel que, en su pobreza, es capaz de acoger la vida sin condiciones. Embarazados de Espíritu para que la nueva Vida de Cristo se haga presente en nuestra realidad queremos acoger, como ella, toda vida. Es nuestro compromiso:

Es el momento de colocar la “llama-compromiso” en la bola del mundo: “ACOGED TODA VIDA”, mientras puede escucharse la canción “Más allá”, de Gloria Estefan:https://www.youtube.com/ watch?v=D0G7Lb3JU2w

¡ES POSIBLE SOÑAR!

¡ACOGED TODA VIDA!