ALÉGRATE






ALEGRATE 

por haber sido tocado por Dios
 desde el día de tu Bautismo.
Eres hijo suyo y, además, en Belén 

te demostrará una vez más su gran amor: 
dánote a su Hijo JESUS

ALEGRATE 

en medio de las contrariedades.
Sonríe, aunque  estés llorando por dentro.

ALEGRATE 

aunque la suerte no te sonría.
Dios te acompaña y, tarde o temprano,

 te dará respuesta

ALEGRATE 

porque Dios sale a tu encuentro.
Se hace hombre por salvarnos,

 para que le veamos,
para romper las distancias existentes 

entre la tierra y el cielo.

ALEGRATE 

para infundir alegría 
a nuestro mundo.
El pesimismo no se combate con  tristeza,
 se combate con una buena dosis 

de alegría cristiana.

ALEGRATE 

aunque no consigas los efectos deseados.
Tampoco Dios, en Belén, 

se hizo sentir con mucho éxito
sino todo lo contrario.

ALEGRATE 

en el trabajo.
 Que se note que eres cristiano.
Que irradies la alegría 

de la próxima Navidad:
Dios en medio de nosotros

ALEGRATE 

porque, como Juan Bautista,
también tú puedes ser pregonero 

del nacimiento de Cristo,
de su fuerza y de su Palabra

ALEGRATE 

esperando en Dios
sobre todo, trabajando y preparándote

 para su inminente llegada:
¡El Señor está cerca!

ALEGRATE 

 lejos de pretender que cambien los demás,
cambia un poco tú.

Que el Señor, cuando llegue, encuentre tu camino limpio
y bien preparado para su nacimiento.